Tuesday, December 13, 2005

Entrecruzamientos

Entrecruzamientos I, II y III de Leonardo da Jandra
El pervertido
(Sinopsis de un utópico en potenciación)

“Sigo en la misma lucha: la potenciación de la búsqueda
de la superconciencia” Leonardo da Jandra

Edgar Saavedra

Oaxaca, Oaxaca.- Teniendo al Centro Cultural Santo Domingo como sede para la presentación de las reediciones de la trilogía Entrecruzamientos (Almadía) de Leonardo da Jandra y de Protagonistas de la Literatura Mexicana (Alfaguara) de Emmanuel Carballo, el pasado 2 de julio, los autores elogiaron recíprocamente sus obras.

I. Emmanuel Carballo habla sobre Entrecruzamientos I, II y III de Leonardo da Jandra:
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla...

II. Leonardo da Jandra habla sobre Protagonistas de la literatura mexicana de Emmanuel Carballo:
Mmnsñus kjlc woc, qclñcpo ckjahlukwfw ,mfñkwjf donñcn oidow oijd, mnñf nñij ñsjfr, jiipi, mdm nshsyepa kdjfnb dnduak dfghev berbdt dark ndstysuzio abhdhf rmnj djdy yñoño anolkjc lodox dusow uyha diys siy sulc id wei imbe cil ton hto idihhota, patanh, dkasu d mahmon...

III. El chamán de Cacaluta. Profiriendo un axioma sacerdotal (no se dude que pronto funde una religión) el escritor Leonardo da Jandra dijo: “la crítica tiene como objetivo desembozar la mentira”. Y matizando estas ideas sentenció junto a Emmanuel Carballo que sólo puede criticarse (en el oficio literario) cuando se conoce a cabalidad la obra de un autor. ¡Cuando se le ha leído todo! Cierto que parece un exceso hedonista, pero habría que leer entre líneas para “desembozar” alguna intención de defensa psicológica.
Para leer toda la obra de un autor hay que estar un poco trastornado, digamos, como el viejo Carballo que ha dispuesto todo su tiempo para escribir la historia de los otros. Alguien lo tiene que hacer, sí, como limpiar retretes, alguien tiene que hacerlo, todo consiste en el aura relativa, en los criterios de valor. Así, Carballo se instaló en la longevidad, con la diferencia que sólo ha escrito en beneficio de unos cuantos, mientras que el retretero baila un tango para todos.

En mi opinión el caso de da Jandra es de un patetismo diferente. Ha invertido su vida en realizar su utopía: “la experiencia mínima de pareja, la renuncia a todas las sofisticadas tentaciones del mundo moderno y la entrega sin condiciones a la creación”. Ubicado en su neo utopía se piensa ambivalente: mitad primitivo, mitad escritor filósofo. Esta postura entre lo arcaico y lo kitch, se podría estudiar a partir de parámetros de la antropología psicosomática, pero esta seudo ciencia todavía no existe. Da Jandra el utópico no vive, sin embargo, como muchos piensan: encaramando en un árbol, ni su esposa se llama Jane, no utiliza una liana para trasladarse, salvo quizás para sus flagelos simbólicos. Hace creer que vive, que es posible vivir, cazando animales salvajes, fumando marihuana libremente (algún tiempo se le acusó de forma menos utópica), fornicando como primate, pastando con Herodes en el jardín de las delicias. Y de la parte más bestia se aviva su alteralidad: la del filósofo escritor, de uno que cambia el perol de sangre por la bonanza del reconocimiento.

IV. El pervertido. “Yo creo que los escritores tienen el derecho de engañarse”. L.da J.
Como es típico en los círculos humanos (este artículo es prueba fehaciente de ello) una misión ordinaria es la de denostar y desacreditar a los otros. Para el Zopilote de Samahua no hay duda que así debe ser, por eso, aunque tengan algunos méritos, personajes como Evodio Escalante, Daniel Sada o Jorge Volpi, no dejan de representar el estancamiento de la literatura mexicana; da Jandra no perdió la oportunidad de decir ésto cuando Carballo le preguntó con qué generación se identificaba. Leo le dio a entender que es un inubicable generacional, es decir, un ser especial, un hiperbóreo, un maldito yo. Antípoda de cualquier prole, un utópico: vive persiguiendo loros, tejones y venados... aunque, a diferencia de los animales, copula pero no se reproduce. Y se siente perseguido –el perseguidor—por Fonatur.

V. Algunas deducciones. Su perversión no es de índole sexual, como les hubiera encantado a los descifradores de enigmas utilizando el texto de Aires de familia, donde narra la convivencia jerárquica, aguerrida y sexual de un grupo de animales, uno de ellos pensante, precisamente el narrador de la historia. Su perversión no tiene que ver con una transigencia moral específica. Por lo tanto, su perversión es cínica. No a la manera de Diógenes el perro celestial, sino de aquel que se mete de forma grotesca en la fila: “El surgimiento de Almadía [la editorial] se ha convertido en un gran aliciente para sacar todos mis libros de las editoriales grandes y hacerlos más accesibles”(El Imparcial, 7-07-05/Entrevista con Askari Mateos). “Todos mis libros”. Da Jandra hijo de Onán; hijo de Simón.
A sus amigos le gusta mencionar que Leo evoca una vida de columpio entre Galicia, Chiapas y Oaxaca. Aunque tal parece que lo domina el perfil gallego, de esos que dicen que “la mujer es una fiera doméstica, lujuriosa y pecadora de nacimiento, a quien hay que someter con el palo y conducir con el ‘freno de la religión’”. Él, con un dejo de menosprecio menciona: “uno no elige dónde nacer sino dónde vivir”. Y eligió la selva huatulqueña. Desde ahí escribe sus novelas circunscritas a extraños anacronismos donde, según el viejo lobo Carballo, a los personajes les gusta establecer diálogos platónicos. Pero mejor que las novelas de da Jandra son sus ensayos —a los que poco se refirió aquel— que vislumbran las extravagancias de un pensamiento que urdimbra con retazos y ‘delirio metafísico’ una ambición por construir la hipótesis de la NADA y sus causas. Leo llega a la cúspide de su pensamiento filosófico político con el libro Presentáneos, Pretéritos y Pósteros. Obra donde las citas son piezas de un intenso rompecabezas que en otra época hubiera movido al ser contestatario que los clasemedieros pasados por la universidad llevaban dentro. Libro extemporáneo, pues, que entierra sus colmillos en la arenas de Tongolunda.
En La Hispanidad: fiesta y rito, se dispone a quitarnos el complejo milenario de identidad para descifrar con soberbia teocrática quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
¿Y sus novelas? De manera personal no se me antoja leerlas. Es muy simple: no tengo tiempo. Si, como él dice, “Entrecruzamientos es la única obra en la literatura que sigue cambiando vidas”, no quiero leerlo. Lo veo en el estante como un mamotreto indigesto, y no dejo de pensar en el energúmeno gnóstico que lo escribió. No concibo a un autor que levante él mismo un sitio a su obra. Prefiero leerlo con nostalgia cuando su autor haya muerto. ¿Qué no debe nadie, según sus dictados, separar la obra de su autor? ¿A que actitud maniática se refiere Leo? Sus libros se han contaminado con el balbuceo de Narciso. El condicionamiento pueril al que se refiere desdeña toda posibilidad de una imparcial lectura. El sabe que es una falacia, salvo para los desenterradores de cadáveres, como Carballo, y cuando todo haya terminado, Carballo será como él, perro muerto sin historia. Una cosa es filosofar sobre naderías grandiosas y otra, una lectura sujeta a la sombra inmoral del autor.
Para da Jandra, a pesar de que vivimos en el tiempo más aciago de la historia de la humanidad, empieza una época de renacimiento. Como escribió cierto autor rumano: “el ser idealmente verídico —sigue siendo lícito imaginarlo—sería aquel que en ningún momento buscaría refugio en el eufemismo”. No obstante en da Jandra es lógico esperar estos desenlaces, es el utópico, el que se alimenta de raíces mientras lee a Kipling; que persigue a Bambi metamorfoseada en filósofos preferidos. Toda utopía en vías de realización se parece a un sueño cínico.

1 comment:

Geisha said...

Respetable, muy respetable su post, me dieron ganas de reelerlo y linkear su blog
Un saludo