Tuesday, December 13, 2005

Toledo Nobel que no es un Nobel

Toledo
Nobel que no es un Nobel
perorata con perplejo

Edgar Saavedra

“Es ya un Premio Nobel. Lo acompaña un cortejo ruidoso de brillantes lugares comunes, sonoridades verbales, barrocas descripciones y estudiadas honduras casualmente orientadas siempre de acuerdo con la dirección de los vientos de mayor fuerza; y lo impulsan oleadas constantes de bien atendida propaganda periodística. Ninguna otra cosa le hace falta”.
(Lazo, Raimundo. Memorias y testimonios de algo de lo vivido. México: Porrúa, 1969)

Efusivo y al borde de las lágrimas el pintor más más de todos los pintores de México, Francisco Toledo, recibía con un abrazo a los amigos y extraños que se dieron cita en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) para celebrar su otorgamiento del “Nobel Alternativo”. El premio cuyo valor propiamente simbólico (la categoría que es remunerada se repartió entre otros ganadores que se adjudicaron casi 300 mil dólares) fue celebrado inmediatamente por la grey intelectual de México incluyendo a la abuela más crítica de arte que cualquiera, Raquel Tibol. La presencia de Toledo –dijo en alusión– como un artista de trascendencia nacional e internacional que no ha tenido el egoísmo de hacer la influencia transitiva de su valor como artista. Y como el reportero no entendió esta prosa salvaje y circunspecta, ella pasó a explicar: “Es decir, el hecho de que un creador con un valor equis (sic) reconocido a escala mundial radique en su ciudad, y desde allí haga muy extensiva su acción, me parece que habla de una falta total de egoísmo de su parte”.
Previo a la apoteosis ese día circularon rápidamente dos correos electrónicos provenientes uno del Museo de Arte Contemporáneo (MACO) --que se trató de una broma bastante estúpida pero que cumple a pie juntillas la máxima: de broma en broma la verdad asoma-- que invitaba a una reunión dónde Toledo se retiraría de las actividades culturales, y otro del IAGO que pedía a todos traer comida y cervezas, las que aprovechó con júbilo Natalia, la poetisa hija del maestro. La mayoría de los asistentes desconocían una hora antes del jolgorio la absoluta existencia de ese raro Nobel que no era un Nobel pero sí muy alternativo. La prensa nacional se apresuró como es costumbre a dar explicaciones y significados y a iluminarnos sobre esas cosas extrañas que suceden en el mundo (imagínese a la diva de arte y cultura Merry MacMaster llegando a tropezones y codazos a su cubículo en La Jornada para dar el notición). En Oaxaca, también, como es costumbre, la noticia fue de segunda plana y los diarios locales le restaron importancia salvo El gráfico que publicó la noticia a ocho columnas. Es probable que los editores de periódicos locales pensaran que un nobel alternativo es un nobel alternativo es... ¿Es como hablar de arieles en vez de oscares?

De los apócrifos y el ogro benefactor

En realidad, y como finalmente la mayoría de los medios corregían más adelante, se trataba del Premio al Correcto Modo de Vida (Right Livelihood Award) “instituido en 1980 por el escritor y ex eurodiputado sueco alemán Jakob von Uexkull”. Restringido –sólo se ha distinguido a unas 100 personas de 50 países– y considerado la antesala del Nobel de la Paz (en las antesalas se aprende a perder la esperanza) el premio europeo le servirá al juchiteco (como de alguna forma ya lo anticipó) para hacer el paripé y darle tono a su figura política de influencia y poder en la sociedad. Sociedad que necesita un Toledo para que le devuelvan sus bancas de hierro forjado al tristemente Zócalo y pueda comer hamburguesas –paradigmáticas del imperialismo– en un mall fuera del Centro Histórico. Sociedad acostumbrada a vivir bajo la sombra de un caudillo y de hampones políticos que le aticen en el lomo su condición de enjambre; pueblo que necesita de un organismo de “gran autoridad moral” como Pro-Oax que polarice la lucha de todas las percepciones y sus consecuencias sociales. Como esa feligresía de pedigrí que se hinca ante el de la sotana que bebe vino tinto en los intramuros de una sucursal barroquísima de Babilonia la Grande, el dragón protoplasmático gusta de pleitesía que infle su enorme mitología universal. Por eso no aguantó mucho tiempo en California, pues en aquel país xenófobo podía ser un genio pero tampoco dejaría de ser un simple indio con virtudes. Toledo regresó a Oaxaca determinado más que nunca a explotar su don para el caciquismo en toda actividad cultural. Desde entonces es pan ácimo para muchos; para otros, un ser caritativo que regresa cada día a su habitación cansado pero orgulloso de luchar por el prójimo y que antes de dormir lee sobre el dintel de su puerta la frase xilográfica y temible de Ciorán: “Amar al prójimo es algo inconcebible. ¿Acaso se le pide a un virus que ame a otro virus?”.
Dos cosas son incuestionables: la vanidad del creador y que el patronato ha logrado lo que los dormilones no. Ahora, nuevamente se tiende con el Right Livelihood 2005 una alfombra mágica que permitirá un vuelo de equilibrio de los sinsentidos. Los detractores de Toledo (que son muchos más de los que imaginamos) reculan ante el paso del “filántropo comunitario” cuya flauta atrae a personajes de todos los calibres –aunque carece del poder suficiente de limpiar de ratas la ciudad– para celebrar una fiesta que no deja ser bizarra.

El gusto de la paráfrasis de un jugador de ajedrez

Admirador de Kafka (su más reciente exposición fue una carpeta de grabados titulada Un informe para una academia inspirada en el autor alemán) Francisco Toledo tiene que ver mucho con la burocracia y su febrícula dentro de sus propios recintos. Quita y pone a sus peones (el anterior director del IAGO renunció y ahora hay un “encargado”); mueve sus torres al antojo (su casa anterior es ahora el Centro Fotográfico Álvarez Bravo y él se fue a vivir donde anteriormente estaba también la biblioteca para ciegos); le gusta salir en portada con los “reyes” de la tierra (digamos que el gobernador la hace del escarabajo patas para arriba de La Metamorfosis: “Tiene razón [Toledo] en ese asunto” admitió cuando el affaire sobre el regreso las bancas). Al cierre de esta edición ya había despedido al “encargado” de la videoteca el Pochote e instalado a otra “encargada”. En conclusión: pocos son los felices al lado de semejante leviatán que celebra con culebrón mezcalero, quizás el bibliotecario Omar Fabián y el nuevo alfeñique entrevistador, Alonso Orihuela, hablando de los menores. De la prosapia mayor... mejor saldré a escupir afuera...
(©al día)

1 comment:

CLAVEL MORENO said...

HOLA EDGAR SAAVEDRA, MIRA PARA HACER UNA CRITICA DE LA QUE TE AVIENTAS EN TU BASURERO CULTURAL SE NOTA QUE EN REALIDAD TE HACE FALTA CONOCER UN POCO MAS A TOLEDO DE ALGUNA FORMA LA PROXIMA FIESTA QUE MI TIO HAGA EN SU CASA TE INVITARE Y DESPUES DE ESO ME DIRAS REALMENTE SI TU LINDA OPINION SOBRE EL PREMIO NOBEL DEL QUE TANTO CRITICAS ES EN REALIDAD NOBEL O SEU NOBEL.

ATTE.

LA SOBRINA DE TOLEDO